Shangri-la, o cómo dejar sin aliento al lector en 540 páginas.



A este ritmo nos va a dar algo. Con la mejor de las intenciones, claro, pero a este ritmo este hombre conseguirá que, un día de éstos, nos de un patatús. Varios son, pero principalmente dos, los motivos de ese más que posible jamacuco:

Uno, por el ritmo de escritura: con Julio Murillo vamos a libro (publicado) por año (y pongo lo de 'publicado' entre paréntesis para señalar que son más los que hay a un mismo tiempo: un par, mínimo, en los que anda cavilando a buen recaudo bajo la mollera, más el libro en el que, sabemos, está actualmente trabajando),

y, dos, por el ritmo de narración: en
Shangri-la el tempo es tan preciso y tan endiabladamente rápido, y la intriga tanta, que de muy buen comienzo el que lee queda atrapado por el quién, el cuándo, el dónde, el cómo y el porqué de unos hechos que ponen en duda todo cuanto sabemos, o pretendíamos saber, de la Historia más reciente de este mundo en el que nos ha tocado vivir, dejando más de una verdad incontestable panza arriba con todas sus vergüenzas al aire. Tal vez la II Guerra mundial no terminó en 1945, tal vez Churchill, Stalin y Truman optaran, en la Conferencia de Postdam, por silenciar un hecho terrible e inquietante...

De la mano de sus tres protagonistas (Eilert Lang, biólogo investigador de la expedición Millenium Research 2000, Simon Darden, periodista de The Guardian y Elke Schultz, primera violín de la Berliner Philharmonie) el lector queda fascinado, deliciosamente, por una trama argumental tan afinada y perfecta como la música de un Stradivarius en manos de Niccolò Paganini (o, por tenerla más a mano y estar más que buena, de la virtuosa Elke Schultz ).

Shangri-la es un thriller fascinante que se devora (o te devora) en pocos días (el record está en 12 horas de lectura ininterrumpida, tan sólo haciendo pausas para comer y cometer actos impuros, -no diremos quién, no nos gusta señalar-). Queda uno sin resuello mientras pasa las páginas de Shangri-la, durante toda su lectura, hasta que no se llega al último punto que pone fin a la última frase de la novela.

Las Autoridades Sanitarias deberían advertirlo en la contraportada de sus libros: LEER A JULIO MURILLO CREA ADICCIÓN.

Sea la literatura una droga buena en la que deberíamos caer siempre. Peccata minuta.

.
.
.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Sólo quiero explicar lo bien que me lo pasé leyendo Las lágrimas de Karseb... y me sorprendió mucho pues se trata de una novela histórica y, bueno, pues yo creía que era alérgico a esta rama del saber, de hecho todavía me queda por 'recuperar' toooda la asignatura de Historia de COU (no aprobé ni una evaluación)... y no creo que fuera yo mal alumno sino, más bién, me tocó en suerte, en mala suerte, un mal, soso, nefasto y aburrido profesor... Julio: gracias por hacerme agradable la Historia: eres un maestro!

Anónimo dijo...

Soy una murilloadicta, lo reconozco. Me acabo de enganchar a Shangri-la. Tenia mucho 'mono' de leerte desde tu anterior novela (El Agua..). Esta última es de vértigo... menudo 'viaje'! Muy buena!

Anónimo dijo...

Julio: enhorabuena por el Premio de Novela Histórica Alfonso X el Sabio. Muy bien merecido. Enhorabuena!

Anónimo dijo...

El proximo 23 d'abril (Sant Jordi, en la Plaça de la Catedral de Barcelona, celebraremos las IV Jornadas de Rehabilitación de Murilloadictos Anónimos. Haremos terapia de grupo. No faltéis a la cita!

Anónimo dijo...

Soy un hacker y, para mi, no hay archivo encriptado que se me resista. Soy el amo de internet. Por eso, y por azar, sé que Julio Murillo es un farsante, un impostor. Os sorprenderíais de todo lo que sé (tengo fotos que lo corroboran): sus otras identidades (Marcelo Fendetesta, Joao dos Santos de Nascimento, alias 'O Brasileiro', Nikos Pagadakis, alias 'El Griego', etc), todas y cada una de sus tapaderas ( cuando, presuntamente, dirigió la edición española de Playboy trabajaba para la CIA -rollo freelance- y se usaba de ello para conseguir información privilegiada de algunos de los '400 de Forbes' a cambio de los favores sexuales de las playmates de turno. Es un maestro del chantaje, de la extorsión). Mucho sé de la 'operaciones' en las que 'Julio Murillo', mucho o poco, ha participado (sólo citaré un lugar y una fecha: 22 de noviembre de 1963, Dealey Plaza, Dallas)... Mi vida está en juego... sé demasiado... demasiadas cosas que no debería saber.

Anónimo dijo...

Por diós, alma de cántaro! Ahora resultará que Lee Harvey Oswald nunca actuó solo (la Comisión Warren lo dejó claro y por escrito) y que el verdadero asesino de Kennedy fue... Julio Murillo!!

Más que un hacker eres un chalado. Por tu bien y el de todos háztelo mirar.

Anónimo dijo...

Soy un hacker y, para dar fe de ello, me acabo de cargar tu disco duro.

Te equivocas. Os equivocáis todos... Shangri-la debe leerse como lo que es: un texto en clave. El 'A.H.' de la 'novela' es, referido, 'J.F.K.'. Quiero decir, y digo, que Kennedy no murió ese día de 1963. Que el verdadero Kennedy, cuando dispararon, no iba en aquella limusina, sino un doble suyo, un pobre diablo de esos que creen todavia en aquello del todo por la patria.

La clave de todo esto está en esos 6 minutos de retraso que llevaba la comitiva del falso presidente, 6 minutos que bastaron a J.Murillo para... tengo que dejarlo así.

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Anónimo dijo...

EL ADMINISTRADOR DEL BLOG ADVIERTE:

Por favor dejémonos de hacer comentarios especulativos y (creo) fantásticos sobre la vida privada de Julio Murillo. O nos centramos 'sólo' en su faceta (reconocida) de escritor a vamos a acabar, todos juntitos, en Guantánamo.

Gracias, de antemano, por comprender lo que os estoy pidiendo.

Anónimo dijo...

Caramba...

¡Parece que voy a tener que intervenir en este gallinero! Si no lo veo, no lo creo. Os ruego un poco de serenidad y que no cunda el pánico. Si prometéis comportaros, os confesaré cómo acabé con JFK; cómo saqué a Hitler del búnker y, cómo me ligué a María Callas en las narices de Onassis (hay que ver cómo cantaba la condenada!!!)

Julio Murillo

Anónimo dijo...

EL ADMINISTRADOR DEL BLOG AGRADECE:

Gracias Julio. Si es lo que yo decía: un algo de tranquilidad por favor, que esto se nos estaba yendo de madre. Los pies calientes (pongámonos dos calcetines) y la cabeza fría.

También tengo que decirte, Julio, que podrías haber intervenido en este gurigai un poquito antes si tenías intención de aclarar, ahora o después, esos extremos de los que se te acusaba ya que, por lo que yo sé, ese pobre hacker no tenía interés alguno en ser, como lo es desde ya para siempre, el propietario único de un pequeño cultivo de malvas en un rinconcito, tan precioso como inaccesible, de éste nuestro querido Montseny. Es una lástima que nos hayamos visto obligados, por prudencia y por deber, a eliminarlos del mapa (al susodicho y al lugar).

Gracias Julio y, una vez más, enhorabuena por el Premio.